domingo, 17 de octubre de 2021

EL DISCRETO ENCANTO DE LA JUVENTUD: SU SILENCIO CRÍTICO E IRREVERENTE

 

EL DISCRETO ENCANTO DE LA JUVENTUD: SU SILENCIO CRÍTICO E IRREVERENTE

 

Hasta hace unos pocos años, no era raro que en la mayoría de los ambientes en los que me movía, siempre aparecía, si no como el más joven, si uno de ellos; hoy en día es todo lo contrario, si no soy el único mayor, si soy uno de los más adultos, y eso me hace sentir más mayor, un poco desubicado y para mi infortunio, por una de mis ocupaciones actuales, como un viejo pasado, lo cual ha minado mi muy elemental derecho a comportarme y ser un absoluto heterosexual macho alfa, mirón, disfrutador del juego de roles y de sexos, pues a esta juventud, casi asexuada o sin mucha diferencia sexual,  sin abusos sexuales entre ellos, los comportamientos hetero masculinos les parecen retrógrados y casi violadores, mientras que los excesos femeninos incitadores de las mujeres mayores les parecen payasadas. Con esta juventud, está desapareciendo el comportamiento patriarcal, dominante y muy sexuado de las relaciones sociales y laborales de las décadas anteriores, salvo algunas composiciones y videos del Reguetón, tan desafortunadas como de mal gusto ellas y su terrible uso del idioma y las imágenes.

En otra época ir al gimnasio, a un bar, a una discoteca o a una piscina, inclusive hacer cursos superiores después de terminada la carrera, eran actividades de cacería de los dos bandos por igual; se iba a buscar pareja para compartir el momento, temporalmente y hasta de manera estable. Todo era un juego para la dominación y la consumación del acto; se tenía poder, dinero, empresa o bienes para lograr los mejores partidos y las mejores faenas de cama.

Los jóvenes de antes promulgaron el sexo y la expresión pública como libres, pero de algunos de esos jóvenes del siglo pasado es que viene toda la corrupción, narcotráfico, violencia, tiranía y destrucción del hábitat que hoy conocemos. En alguna parte y momento se perdieron esos ideales.

Hoy en día la gran mayoría de los jóvenes piensan en ellos como un clan, una tribu, un grupo heterogéneo, pero con ideales similares, se relacionan como entre iguales, así pertenezcan a clases sociales, razas, educaciones, regiones, religiones, idiomas, profesiones y gustos diferentes; pero en sus espacios actúan unidos, sin odios, envidias y zancadillas como era nuestro fuerte entre los 70s y el 2000. Los he vivido, disfrutado, sufrido y soportado en ambientes académicos, laborales, familiares y sociales y no he visto el primer joven de los de hoy en un comportamiento malparido retrechero y abusivo con otro joven. Les importa un comino si quien está a su lado en el trabajo o el estudio es de plata o marica, si tiene una enfermedad o si sus padres tienen o no dinero; son cosas irrelevantes para ellos. No se diferencian ni se clasifican por el carro, la marca de la ropa o el lugar al que van de vacaciones. Los de antes si eran exhibicionistas, empoderados, odiosos y clasificadores entre los buenos y los malos.

Los jóvenes de hoy, en su gran mayoría, no se quieren casar ni tener hijos, o no por lo menos siendo tan jóvenes, muchos prefieren seguir viviendo en la casa familiar (lo cual para mi si es totalmente cuestionable), antes de aceptar un trabajo prefieren saber que más hay aparte de sueldo; no se van a comprometer de por vida con sus patronos, pues los consideran tan iguales a ellos como cualquier tío con plata, pero poco importante en sus futuros, se van de las empresas sin la menor consideración y cierran ese capítulo como si jamás hubiera existido, al cabo que ni era su empresa, ni era su patrimonio, ni era su dolor  de cabeza; que la padezca el dueño, y que otros vengan a aguantárselos, porque ellos ya hicieron su parte. No dan explicaciones.

Los jóvenes de hoy son muchísimo más, y de lejos, conscientes del medio ambiente, de la protección de las especies y son absolutamente más protectores de los animales, pues casi que conviven y humanizan a sus mascotas como hicieron los antepasados con sus hijos. Realmente están comprometidos con el clima, con la naturaleza y con todo lo que huela a ecologismo; obviamente que está la minoría violenta que destruyen la infraestructura física pública y privada reclamando derechos que no entienden, pero que tampoco representan a la mayoría.

La inmensa mayoría de jóvenes aprobó el paro, hasta donde debía y era necesario apoyar, pero también tomó distancia de la degeneración de este, pues se vieron tan afectados como los suyos, sus familias y amigos. En los espacios laborales y familiares fueron más bien discretos con su apoyo para no contradecir a los mayores, para no dar más explicaciones o ninguna, de como ellos consideran la justicia y como ven la sociedad y el mundo que les están dejando.

Personalmente me costó trabajo, dificultad y exigencia, lograr saber en ese par de meses nefastos, y los meses posteriores, saber que pensaban muchos de ellos, no era un tema de su agrado y menos para tratar con un superior o adulto; percibí mucha desconfianza tratar el tema por fuera de sus tribus informales o formales, de gente de su edad y al mismo nivel de sus entendederas. Tuve que compartir escenarios donde se encontraban diferentes generaciones y se llegaba, por los mayores, a los temas políticos, los chicos evitaban el tema, respondían con monosílabos, no asumían sus posiciones de manera clara, sino que más bien se mostraban ignorantes, alejados, desentendidos y poco empáticos con la conversación.

Mientras que en los últimos años he visto y padecido mi generación y la mayor a la mía, discutir y fijar posiciones en documentos serios y otros más bien torcidos, en redes sociales interesantes y malditas, en medios de comunicación serios y vendidos, apostrofar sobre lo divino y lo humano en política, he tenido que soportar todo tipo de violencia de los extremos en esa política, al punto de hoy aborrecerla, desdeñarla y verla tan vulgar como la peor disciplina del hombre moderno; que lástima, algo que estudie con tanta pasión como ignorancia e ingenuidad en mi juventud, que llegué a pensar que vendrían verdaderos hombres y mujeres líderes a cambiar el mundo para bien y, oh sorpresa, todos se volvieron corruptos,  muchos se untaron de sangre hasta tres generaciones posteriores, los extremos se juntaron en la maldad, la mentira y el abuso del poder, al ridículo punto de negar los falsos positivos en el extremo derecho y negar la aberración del secuestro en el extremo izquierdo. Por eso, como los jóvenes, las más de las veces es mejor ese discreto encanto del silencio y por dentro la procesión de palabrotas contra esos viejos payasos gobernantes de mierda en Latinoamérica. Sí jóvenes, todos esos viejos gobernantes, politiqueros, populistas de los dos lados de la cadena de los últimos 50 años en este continente son una partida de hijueputas que no se merecen el poder y el patrimonio y vida que tienen.

Muchas cosas son realmente inquietantes de las costumbres, prácticas y vidas de una gran cantidad de jóvenes, pero la gran mayoría, son realmente destacables y una esperanza para la comunidad del futuro. Les recomiendo que participen, como ustedes lo hacen, tribalmente, discretamente, en las decisiones importantes de cada uno de sus países, no le crean a los políticos de carrera y apoyen más bien gente con origen en la academia, la ciencia, el empresarismo, la gestión social y ambiental y sin pasado corrupto, porque sé que muchísimos van a votar el próximo año, talvez sin consultarlo con nadie a su alrededor, pero háganlo con visión de futuro y responsabilidad social que les compete a cada uno de ustedes.

TODO ESTÁ EN RIESGO, LA JUVENTUD EN SÍ MISMA, ES UN RIESGO

  LAS PLAGAS DEL PRESENTE El mundo como lo conocíamos hasta la pandemia va como de culo cagado, y ya eso es mucho que decir, porque antes ...