¿CÓMO SOBREVIVIR A LA TERMINACIÓN BIEN HIJUEPERRA DE UNA
RELACIÓN DE AMOR PUTAMENTE INTENSA?
Este no es un artículo para católicos o cristianos obsesivos
con el matrimonio, ni un tratado de superación al estilo Walter Rizo y menos la
extensión de un libro acerca de CÓMO SOBREVIVIR A TU EX escritos en tantos
idiomas por todas las mujeres que optaron escribir el día que se iban a cortar
las venas; no, este escrito es un homenaje a mis múltiples, también las de mis
amigos, y aún odiadas relaciones terminadas (desde ellas) durante varias
décadas de activismo en la soltería y máximos exponentes de los hombres que
sobrevivieron de año en año en tusas resultado de todo tipo de echadas,
reclamos, peleas y cachetadas verbales y
con la palma abierta, y como un acto de compañía para los no menos de 10
conocidos de mis entornos familiar, social y laboral que han visto como sus
hartas relaciones por fin llegaron a su lucro incesante en estos últimos dos
años.
¿Por qué lo escribo si estoy recién casado y por la iglesia?
¿Es necesario levantar avisperos o ganarme el fastidio de los cercanos? ¿Voy a
dejar de admirar a Marc Antony que cada tusa la pasa dejando derramar sus
lágrimas sobre los senos de otra miss universo o cantante bella y famosa? No me
estoy divirtiendo como periodista del entretenimiento por los divorcios de
famosos como Jeff Bezos de Amazon, Paul Mc Cartney de los Beatles, Mel Gibson
de Corazón Valiente, otros empresarios del sector financiero o industrial,
deportivo y del mundo del espectáculo quienes pagaron tantos millones de
dólares por sus infidelidades y/o deseos de recuperar su soltería que
alcanzaría para darles desarrollo a por lo menos diez de los países más pobres
del planeta. Creo que esa platica habría alcanzado para darles educación a
todos los niños del tercer mundo que no tienen papá oficial y menos un Estado
que se la garantice. Pavoroso, pero ese billete quedó en un puñado de damas que
se secan las lágrimas con billetes y se limpian los dientes con diamantes,
mientras sus traseros están sentados sobre inodoros fabricados en oro puro.
Créanme, no estoy siendo exagerado pues no conocemos de ninguna expareja que
haya donado parte de su testamento a las hermanitas de la caridad y los niños
con hambre.
También he visto como almas caritativas y bien intencionadas
tratan de aconsejar a los deudos para que busquen entre sus familiares y amigos
más “exitosos” en las relaciones de pareja consejos y recomendaciones para
volver y mejorar; nada más triste y patético, ridículo y gracioso en el tiempo,
que ir uno con cara de hueva achantada o perro rabioso donde un par de pendejos
que se miran con amor y hablan de lo perfecto del hogar y lo lindo de los hijos
y las vacaciones con ida a misa incluida. Que terrible; allí es cuando uno
busca a los más fracasados, porque esos saben como se supera una tusa y qué es
eso de que un clavo más grande y mejor dotado (a) saca otro clavo.
Por experiencia propia puedo decir que en términos generales
los hombres lo asumen en más silencio y soledad, la mayor parte del tiempo
borrachos y en compañía ocasional pagada, tirándose la plata con los amigos;
mientras, las damas hacen de su trayecto algo público, sonoro, de confesiones
íntimas con todo el que se atraviesa, en el quirófano y con las tarjetas de
crédito a reventar de tanto comprar juventud y belleza casi todas disipadas o
en hibernación, que es la catástrofe que deja toda relación cuando hay un final
con lágrimas de sangre y kilos de más.
Entonces para los que están en ese proceso o lo vivirán
pronto, a todos nos puede pasar una y mil veces, o la misma película pero
repetida con otro reparto, lo mejor es acercarse a los conocidos y familiares
más vagos e irrespetuosos del establecimiento del matrimonio, no hablar de la
pareja en retirada, no echarle la culpa sino discretamente asumir la responsabilidad
absoluta, no enamorarse del siguiente esperpento que vive con un sí en la boca
como si no supieran que es mejor decir
no; no ilusionarse con pendejos tan
vacíos que creen que un recién separado a los 60 días ya está enamorado de
nuevo, no volver a rejuntarse rápidamente, evite el licor si no lo domina en
estas situaciones, y durante meses, no escuche música porque todas las malditas
canciones le caen como anillo al dedo y comienza a hacer el ridículo
dedicándolas o martirizándose.
La tusa es tan democrática como el aire que respiramos, como
la gripa o las multas de tránsito en una ciudad sin corrupción, es tan intensa
como patética, es tan ramplona como malparida traicionera, pues lo obliga a uno
a portarse como un verdadero imbécil haciendo cosas o diciendo idioteces que de
otra forma no serían propias de nuestro comportamiento regular. Al final, al
cabo de los años, la tusa se convierte en un recuerdo chistoso, chabacano,
anecdótico con el que se hace puente para recuperar la amistad del ser amado
del pasado. Se hace tan lejana, impersonal y borrosa que vuelve uno y la caga
con la siguiente relación; y tenga, vuelve y repite… no aprendemos, somos
enamoradizos eternos y siempre fracasados con vocación de derrotado e indefenso
antes los eternos cachos de los humanos depredadores.
Para terminar, me declaro absoluto seguidor de la viejita
que esta semana, a sus 83 años, después de 60 de matrimonio, mandó “pa¨ la mierda” a su esposo diciéndole que quería
recuperar su libertad, que estaba mamada de él y todas sus horribles mañas y
que la dejara en paz. Y seguiré adorando a Marc Antony porque uno tiene derecho
a tirar más alto en la próxima ocasión cuando la anterior lo puso a “berriar
como chino guevón”.
Con este artículo y el último escrito pequeño publicado en
FACEBOOK he tratado de hacer, a mi manera, un homenaje al castellano puro y
liberador de ganas y energía que salen del alma, la que queda justo detrás del
estómago arriba del culo.